Dos artistas le dan vida a la Edad de Hielo

por Michelle María Early Capistrán
24 de agosto 2015

El pasado lejano es terreno fértil para la imaginación. El Pleistoceno ―la Edad de Hielo que abarcó de 2.5 millones a 10 mil años antes del presente― fue una era de bestias gigantescas y vastos glaciares, volcanes humeantes y letales pozos de brea. Estos paisajes fantásticos, repletos de mamíferos colosales, han cautivado la imaginación del artista Sergio de la Rosa desde su infancia. Él y su esposa, la escultora Reyna Luz Jasso, crean arte digital y esculturas que le dan vida a este mundo perdido. Como pareja, De la Rosa y Jasso han creado esculturas de los mamíferos gigantes ―conocidos como megafauna― del Pleistoceno para instituciones en todo México, desde el Museo del Desierto en Coahuila hasta el Cenote Dos Ojos en Quintana Roo.

Las obras digitales de Sergio de la Rosa han aparecido en medios como National Geographic y la Comisión nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad de México (CONABIO). Asimismo, aportó modelos 3D y fungió como asesor en la producción de la serie documental “Mexico en la Edad de Hielo”, del Canal Once del Instituto Politécnico Nacional. Su obra constituye un punto de encuentro entre la tecnología digital y la fascinación con la evolución, y representa una interfaz entre los medios digitales modernos y el arte rupestre prehistórico.

Sergio de la Rosa y Reyna Luz Jasso en su estudio.

El interés de Sergio de la Rosa por capturar la naturaleza a través del arte comenzó desde edad temprana. “Desde muy pequeño me maravillan casi todas las especies: cómo se comportan, sus interacciones, me llena de asombro la vida silvestre”, dice. Su enfoque particular en el Pleistoceno surgió de un deseo de que el público en general conociera acerca de las especies interesantes que alguna vez habitaron el territorio mexicano, pero que nunca veremos frente a frente: los mastodontes, los gonfoterios y los félidos dientes de sable son solo algunos ejemplos. “Es un mundo fantástico”, dice De la Rosa.

Representa una interfaz entre los medios digitales modernos y el arte rupestre prehistórico

De la Rosa y Jasso se conocieron en la carrera de artes plásticas de la UAEM, donde ambos estudiaban. Como estudiante, De la Rosa, comenzó a crear paleoarte por gusto. Su primer proyecto a gran escala fue una serie de ilustraciones para The Rewilding Institute. De ahí, comenzó a trabajar con el biólogo Carlos Galindo y a crear ilustraciones para artículos científicos, como la asociación humano-gonfoterio descubierta por Sánchez et al. en Sonora, México. De ahí, surgieron proyectos en medios impresos como Mexicanísimo, Quo y National Geographic.

Lograr el momento de asombro

El trabajo de la pareja es parte de un esfuerzo por acercar al público a estos animales antiguos. En este aspecto, la escultura es un medio ideal: genera una proximidad tangible a animales extintos hace milenios. Una de las cosas que más disfruta Jasso es ver la reacción del público y cómo comparan la obra con su imaginación. “Cuando la gente ve las esculturas”, dice, “muchos se sorprenden y dicen ‘¿A poco así fueron? ¡No me los imaginaba tan grandes!’” En una ocasión, en el Cenote de Dos Ojos, animaron a una niña a tocar una escultura; la niña no se acercaba porque temía que se fuera a mover. Generar esta proximidad y esta sensación de maravilla, dice Jasso, es lo que los motiva a crecer y hacer proyectos más grandes.

Cómo lo hacen

El proceso creativo parte siempre de una investigación extensa. Al estudiar los fósiles y los esqueletos montados por museógrafos, pueden inferir el peso y el volumen aproximado de los animales prehistóricos. Posteriormente, investigan la anatomía de los parientes vivos más cercanos de los animales en cuestión. En el paso del perezoso gigante, por ejemplo, analizan la anatomía básica de las dos especies actuales de perezosos arborícolas. A partir de las similitudes y diferencias entre las dos especies modernas, pueden inferir las proporciones y las formas que podrían tener los músculos de un perezoso mucho más robusto. Luego, los artistas hacen bocetos en dos y tres dimensiones que pueden aplicarse tanto a las esculturas como al arte digital. A través de este proceso, pueden lograr que un tema aparentemente frío y técnico ―como la morfología de los fósiles― cobre vida.

Herramientas digitales y plásticas

A través de herramientas digitales o plásticas, los artistas experimentan con las formas animales respetando siempre los hallazgos publicados por biólogos y paleontólogos. La tecnología es parte fundamental de este proceso creativo. El internet permite la diseminación y el acceso a los hallazgos científicos, a la vez que las herramientas digitales permiten hacer un punto de encuentro entre el arte y la tecnología. Las obras digitales pueden actualizarse rápidamente, por ejemplo, conforme surgen nuevos descubrimientos científicos. Sus ilustraciones y esculturas comienzan como bocetos de dos dimensiones en Photoshop y, ocasionalmente, Illustrator utilizando principalmente el mouse, ya que nunca se ha acostumbrado a las tabletas de dibujo digitales. De ahí se pasa al modelado 3D con Zbrush, un programa que ofrece una plataforma intuitiva que se asemeja al trabajo con barro o plastilina: a partir de una especie de esfera digital se pueden jalar y moldear los pixeles creando picos, volúmenes y formas. Ocasionalmente utiliza AfterEffects y Premiere para la edición, pero se basa en Photoshop para hacer posters, calendarios e ilustraciones en dos dimensiones.

Sergio de la Rosa y Reyna Luz Jasso con su trabajo.

En el caso de la escultura, el proceso creativo cambia en cada proyecto. Primero, se eligen los materiales con base en los requerimientos físicos del proyecto: el espacio en el que se va exhibir, el impacto de los elementos como el sol o la lluvia y el objetivo de crear una escultura hiperreal o duradera son factores a considerar. Han realizado obras para mostrar a la intemperie o en medios acuáticos con materiales como piedra o acero inoxidable, o piezas para museos en resinas, plástico automotriz y poliuretano. “Como artista plástico te puedes enamorar de un material”, dice De la Rosa, “y querer seguir experimentando con la piedra o el acero, por ejemplo, pero buscamos optimizar el proceso, que las piezas cumplan con el objetivo de dar ese toque hiperrealista que soporte el mayor tiempo posible en donde esté”. En palabras de Jasso, “vamos cambiando en cada proceso según el avance y las técnicas que sean más prácticas y eficientes. Nos gusta mejorar, innovar. Que sea más dinámico tanto para nosotros como para quienes nos apoyan.”

Arte, ciencia y tecnología

La ciencia, el arte y la tecnología se encontraron en la serie “México en la Edad del Hielo”, en la cual se recrean las condiciones de la región hace alrededor de 12,000 años. De la Rosa aportó imágenes que sirvieron como base de la animación digital por parte de la productora de documentales M31 Medios y, junto con un equipo de científicos, ayudó a refinar el aspecto de los animales, su comportamiento y sus movimientos. El proceso de animación partió de los modelos en Zbrush proporcionados por De la Rosa. De ahí, un equipo de animadores los llevó a Maya, 3D Max y 4D Cinema. Cada miembro del equipo se enfocó en un programa y un aspecto específico: por ejemplo, uno empezaba a modelar las extremidades, otros los músculos, otro el pelo. Al final se hacía una obra completa a partir del aporte de cada quien. Si bien la serie está contenido por los límites de tiempo del formato televisivo, el equipo intentó capturar aquellos aspectos de la vida prehistórica que más captarían el interés de los espectadores, brindándole al público una narración visual del contenido de los libros y artículos científicos. El objetivo es ayudar a que la investigación científica vaya de la mano con el arte gráfico.

“Nos gusta mejorar, innovar. Que sea más dinámico tanto para nosotros como para quienes nos apoyan.”

“Creo que el arte y la ciencia deben tender esos puentes de conexión para que el conocimiento tenga un resultado gráfico”, dice de la Rosa. “No todas las personas se emocionan tanto como un paleoartista al ver a un elefante, pero hay mucha gente que al verlo le nace el interés. El conjunto del arte y la ciencia ayuda a fomentar conciencia de los procesos evolutivos, de lo rico que es el mundo natural.”

Las nuevas tecnologías ayudan a los paleoartistas a recrear mundos antiguos con formatos dinámicos y multisensoriales, como el safari 4D del Zoológico de St. Louis donde los visitantes interactúan con dinosaurios animatrónicos tamaño real. Sin embargo, De la Rosa considera que el paleoarte es una rama un poco relegada en el arte actual. “Se ve como algo decimonónico, se menosprecia un poco este tipo de trabajo por considerarlo algo ya visto, explotado por generaciones anteriores y que aparentemente no aporta nada nuevo a las tendencias contemporáneas de la producción artística”, comenta. Sin embargo, De la Rosa cree que crear y conservar el paleoarte nos conecta con la esencia del arte mismo, ya que “la historia evolutiva en la Tierra es tan inmensa que se necesitará de toda la imaginación y la creatividad artística pasada, presente y futura para aproximarse a un entendimiento de su megadiversidad biológica.”

“El arte nació de la apreciación de la naturaleza, de la impresión que se genera en el artista por lo que lo afecta. Un artista rupestre trazando un dibujo en la pared, esos son los inicios del arte”, dice De la Rosa. Considera que las tendencias en el arte contemporáneo han ido disminuyendo este proceso artístico primordial. Sin embargo, considera que no debería ser así. “Intentar plasmar lo que amas de tu mundo, lo que tienes desde niño, tal vez, la impresión de conocer la vida silvestre y plasmarlo en una hoja, es un disfrute que se debe seguir manifestando.”

Aunque Michelle María Early Capistrán es antropóloga cultural, las corrientes del Océano Pacífico del Norte la llevó a la biología marina. Recibió un título de posgrado en Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investiga las interacciones humanas a largo plazo con los ecosistemas marinos mediante la integración del trabajo de campo etnográfico, la investigación de archivo y análisis estadísticos. Es autora del libro Voces del Oleaje: Ecología Política de las Tortugas marinas en la costa de Oaxaca. Síguenla en Twitter: @earlycapistran.

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