¿Tendrá éxito América Latina
con el aceite de palma?

por Duncan Gromko

una colaboracíon con
Ensia magazine

25 de junio 2015



La rentabilidad de la palma aceitera está generando interés en América Latina pero los ambientalistas se preguntan ¿se puede evitar la devastación que causaron las plantaciones en el sureste asiático?


Qué tienen en común el jabón, los helados y las barras de chocolate? Todos contienen aceite de palma - producido por el árbol conocido como palma aceitera. Originaria de África Occidental, la palma aceitera se ha sembrado en gran parte de los trópicos para proporcionar una fuente de este ingrediente cuya demanda para la producción de alimentos, productos de cuidado personal - entre otros - es cada vez mayor. Al mismo tiempo, el cultivo ha atraído la ira internacional debido a la deforestación a gran escala y el daño social que han causado las grandes plantaciones: algunos grupos ambientalistas incluso piden la prohibición del aceite de palma.

En Indonesia y Malasia se produce la gran mayoría de la oferta mundial, un conjunto de 47 millones de toneladas métricas en el 2013. Sin embargo, la rentabilidad de la cosecha está atrayendo interés en otros climas tropicales, incluyendo América Latina.

¿Es posible que América Latina aumente la producción de aceite de palma sin replicar los daños sufridos en el sudeste asiático? Con el rápido crecimiento que espera en los próximos años, este es un momento crítico en la región para enfrentar las desventajas de la producción de aceite de palma antes de que las malas prácticas se convierten en hábito. Hay muchas soluciones creativas que permitirían que se aprovecharan los beneficios económicos del aceite de palma en América Latina. Sin embargo, también existen muchos riesgos.



 
 

Creciendo rápido


Actualmente Latinoamérica proporciona sólo el 6 por ciento de la producción mundial de aceite de palma, en comparación con el 85 a 90 por ciento producido en Indonesia y Malasia. Sin embargo, la producción latinoamericana está creciendo rápidamente.

Un estudio del 2014 por Juan Luis Dammert - candidato de doctorado en la Universidad de Clark en Massachusetts, E.E.U.U. - resume el crecimiento de palma aceitera en Colombia, Ecuador y Perú. Colombia es el mayor productor de aceite de palma de la región Colombia es el mayor productor de aceite de palma de la región y se encuentra entre los cinco mayores productores de todo el mundo, con cerca de 500.000 hectáreas de la palma de aceite a partir de 2012. Además, en Colombia hay planes para aumentar la producción a seis veces la cantidad actual para el 2020, lo cuál requeriría 3 millones de hectáreas de plantaciones. En Ecuador, la producción de aceite de palma ha crecido un 7 por ciento al año en la última década, con 250.000 hectáreas en producción a partir del 2010. El Perú tiene menos aceite de palma que Colombia y Ecuador, con 55.000 hectáreas a partir del 2011. No obstante, la producción duplicó entre el 2006 y el 2012. Las empresas han solicitado permiso para plantar palma aceitera en aproximadamente 100.000 hectáreas en el estado peruano de Loreto.


Principales países productores de aceite de palma, 2012




Data: Juan Luis Dammert.

La producción de palma aceitera también está creciendo en Brasil, donde abarca 140.000 hectáreas en el estado de Pará. Además, hay planes para aumentar esa cifra a 700.000 hectáreas en 2022. Además, Honduras, Guatemala y Costa Rica tienen cientos de miles de hectáreas en producción. Gran parte de la reciente expansión es impulsada por los programas gubernamentales que apoyan la palma de aceite en nombre del desarrollo rural. Ecuador, Colombia, Honduras y Perú se destacan en este sentido.

La gestión de la palma de aceite varía mucho entre países. En Costa Rica, Ecuador y Honduras está dominada por las pequeñas explotaciones. En estos países, el 98 por ciento, 95 por ciento y 87 por ciento de los agricultores, respectivamente, cultivan palma aceitera en lotes de menos de 50 hectáreas. Lo contrario sucede en otros países, como Guatemala y Perú, donde el cultivo de palma aceitera está dominado por grandes empresas. Según Dammert, dos grupos controlan más de un tercio de todas las áreas de palma aceitera en el Perú. En los casos de Ecuador y Colombia, la producción es controlada por más empresas medianas.






 
 

¿Porqué producir aceite de palma?


Hay una buena razón por la cual la palma aceitera es tan popular: es un cultivo muy productivo. Como dice el agroeconomista Patrice Levang - director de investigación en el Instituto Francés de Desarrollo asignado al Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) - "la palma de aceite es uno de los mejores productos posibles. Esto es algo que debe ser reconocido: el lado positivo de la palma de aceite. Es ocho a 10 veces más productivo que la soja." Los cultivos altamente productivos nos permiten alimentar a más personas utilizando menos tierra, por lo cual - según señalan los proponentes de aceite de palma - la producción de aceite de palma puede utilizar menos terreno que la producción de otros aceites.

En las zonas rurales, donde la riqueza y el empleo son a menudo limitados, la palma aceitera ofrece beneficios sociales: la promesa de ingresos regulares. Alejandra Rueda, fundadora de la empresa de consultoría agrícola colombiana Nes Naturaleza, dice: "Los pequeños productores [de aceite de palma] han visto grandes beneficios de este cultivo, ya que es un cultivo perenne que proporciona un ingreso estable a las familias." En Colombia, se estima que entre 130.000 y 140.000 empleos directos e indirectos provienen de la producción de aceite de palma.


El lado negativo


Si bien el aceite de palma puede impulsar las economías locales y proporcionar productos valiosos a los mercados globales, la experiencia ha demostrado que crea enormes riesgos ambientales en el proceso. El árbol de la palma aceitera crece mejor en climas tropicales, lo que lo pone en competencia directa con las selvas tropicales. En el sureste asiático, la producción de aceite de palma ha resultado en la deforestación de millones de hectáreas. Las empresas y los agricultores queman los bosques para despejar el terreno con poca consideración por la pérdida de hábitat o los servicios que los bosques le proporcionan a la gente. Las plantaciones de palma también están impulsando directamente la deforestación en América Latina. En abril del 2015, el proyecto “Monitoreo de la Amazonía Andina” informó que 11.754 hectáreas de selva amazónica peruana primaria y secundaria se habían deforestado para dar paso a la palma aceitera.

El árbol de la palma aceitera crece mejor en climas tropicales, lo que lo pone en competencia directa con las selvas tropicales

Los impactos van mucho más allá de los efectos sobre la biodiversidad y las comunidades cercanas que dependen de los bosques. Los bosques tropicales secuestran grandes cantidades de dióxido de carbono. Cuando son degradados o destruidos, el carbono es liberado a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático. La deforestación vinculada a la palma aceitera en Kalimantan, Indonesia llevó a más de 140 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2 en 2010, según un estudio publicado en Nature Climate Change. Es el equivalente a las emisiones anuales de casi 30 millones de automóviles.

Además de las cuestiones ambientales, el aceite de palma está ligado a problemas sociales. La tenencia de la tierra y el derecho a la tierra son débiles en muchos países de América Latina, lo que pone a muchos pequeños agricultores en riesgo de perder sus tierras mientras se desarrolle la industria del aceite de palma. En Colombia, en particular, la producción de aceite de palma ha desarrollado una reputación ligada a la apropiación de tierras. Ahí, grupos paramilitares se han apropiado de la tierra, a veces con violencia.





 
 

Tres soluciones


No hay duda de que la producción de aceite de palma continuará aumentando en América Latina durante la próxima década. Siendo este el caso, ¿cómo se puede sacar el máximo provecho de los beneficios del aceite de palma en la región, y evitando los impactos negativos que se han visto el sureste asiático? Aquí hay tres soluciones para mitigar las desventajas.

Pequeños agricultores

En primer lugar, los beneficios del crecimiento de la palma aceitera se distribuirían de manera más equitativa si un mayor número de pequeños agricultores son dueños de y gestionan más plantaciones. El control del pequeño agricultor también evita la deforestación de miles de hectáreas a la vez: los pequeños agricultores tienden a plantar en patrones de mosaico, conservando algo del ambiente original y aumentando la biodiversidad agrícola, según investigadores de CIFOR.

Un problema con la ampliación hacia abajo es que empezar una plantación de palma de aceite es extremadamente caro y requiere miles de dólares de inversión sin retornos significativos durante los primeros años. Sin acceso a crédito, la palma de aceite es insostenible para los agricultores que necesitan ingresos regulares. Sin embargo, en algunos países, como Ecuador, se están creando programas gubernamentales para apoyar a los pequeños agricultores.

Otro desafío del fomento de los pequeños agricultores es que los grandes productores generalmente tienen mayor productividad. Guatemala, con sus enormes plantaciones, tiene la mayor productividad en América Latina: 7 toneladas por hectárea por año. En contraste, Ecuador, con sus pequeñas fincas, sólo produce 2 toneladas métricas por hectárea por año. Entre otras prácticas, la correcta aplicación de fertilizantes es una estrategia importante para mejorar la productividad en las pequeñas explotaciones. El incremento en la productividad permite obtener más aceite de palma usando menos tierra.

Usar terrenos ya despejados

Una segunda solución está en una mejor planificación ecológica. América Latina tiene millones de hectáreas de terreno deforestadas y degradadas sobretodo por el ganado. El valor ecológico de estas tierras es bajo, por lo que la plantación de palma aceitera u otros cultivos no tienen las mismas consecuencias negativas para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos como la deforestación de la selva tropical.

América Latina tiene millones de hectáreas de terreno deforestadas. ¿Se podrían usar?

El uso de estas tierras parece una estrategia obvia para la expansión de la producción de aceite de palma de una manera respetuosa con el medio ambiente. Es difícil de vender; sin embargo, ya que las empresas interesadas en la reutilización de la tierra para el aceite de palma tendrían que negociar acuerdos con un gran número de pequeños agricultores, dice Levang. "Grandes áreas que han sido despejadas al igual que han sido apropiados por miles de personas", dice. "Si tratas de llevarlas [para el desarrollo de la palma de aceite], todas estas personas van a pedir una indemnización."

En la mayoría de los casos, es simplemente más barato despejar nuevo bosque, y probablemente lo seguirá siendo hasta que las políticas cambien de una manera que mejor proteja a los bosques y incentive la producción en tierras no boscosas.

RSPO y la certificación de sostenibilidad

Una tercera vía para mejorar la probabilidad de que el desarrollo del aceite de palma en América Latina sea amigable socialmente y con el medio ambiente es a través de la certificación de la sostenibilidad. La Roundtable on Sustainable Palm Oil (Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible) - una asociación sin ánimo de lucro que ha creado estándares de sostenibilidad para el aceite de palma - garantiza que el aceite de palma certificado no ha venido de tierra recientemente deforestada y tampoco implica el trabajo infantil, entre otras normas. El grupo ya ha certificado a 3,4 millones de hectáreas de plantaciones de palma aceitera - que representan el 20 por ciento de la producción de aceite de palma - en todo el mundo. La RSPO está creciendo rápidamente en América Latina, con un crecimiento del 226 por ciento del volumen certificado entre 2014 y 2015.


Problemas con la certificación


La certificación no está exenta de problemas. El esquema sólo protege ciertos tipos de bosque. Las acusaciones de que algunas empresas certificadas violan las normas de la RSPO y despejan tierras protegidas comenzaron desde el principio y continúan hoy. Según Dammert, "Los casos de lavado verde se ven muy a menudo [con RSPO]. De ninguna manera es un mecanismo suficiente. En mi opinión, no garantiza nada si no viene, en conjunto con las políticas nacionales sólidas y con la movilización de los actores sociales organizados." Además, los consumidores de aceite de palma (que somos casi todos) no exigen aceite de palma certificado por RSPO. Sin demanda no se puede agregar un sobreprecio. En 2013, casi la mitad del aceite de palma certificado por la RSPO se vendió sin un sobreprecio.

En una nota alentadora, Francisco Naranjo, director técnico de la RSPO en América Latina, dijo que esto está cambiando. "Las compañías globales de América Latina exigen aceite de palma certificado cada vez más", dice. "Los cultivadores y los molineros están comenzando a sentir la presión del mercado que exiga aceite de palma certificado por RSPO."

"Las compañías globales de América Latina cada vez más exigen aceite de palma certificado"

La certificación puede ser un desafío particular en el caso de los pequeños agricultores, ya que los costos de transacción para lograr la certificación - como pagar por el auditor de la certificación y hacer los cambios necesarios para cumplir con los requisitos - pueden ser mucho más altos por hectárea para las pequeñas propiedades que para las grandes. También existe la complicación de la trazabilidad. Como explica Levang, "Hay pequeños agricultores [sin certificación] que venden su fruta a otros pequeños productores que están certificados. Es una forma de que las frutas producidas en las plantaciones sin RSPO se conviertan en aceite certificado. Es mucho más difícil de controlar." Actualmente, la RSPO está evaluando un proceso de certificación de grupo para los pequeños agricultores y cuenta con un fondo para apoyar la certificación de los pequeños agricultores con el fin de hacer más fácil la participación.

Naranjo dice que los retos son diferentes en cada país. En Honduras, donde el 95 por ciento de los productores son pequeños o medianos productores, "tienen una larga tradición de cooperativas, asociaciones ... están utilizando esta tradición de organizarse para lograr la certificación RSPO", informa.


¿A dónde ir desde aquí?


Si bien los desafíos del aceite de palma hacen fácil simpatizar con las convocatorias de prohibir el aceite, eliminar el aceite de palma no resolvería ningún problema. Los consumidores globales exigen aceite vegetal ubicuo y barato. Si no son árboles de palma aceitera desplazando a los bosques, sería la soja, la colza, u otro cultivo de aceite. Todos tienen sus propias consecuencias ambientales.

Dicho esto, el aceite de palma está amenazando cada vez más recursos naturales en América Latina. Sin una transformación de los sistemas de gobierno y los sistemas de producción de alimentos, vendrá más destrucción. Es poco probable que funcione una sola estrategia. Sin embargo, está claro que una mejor planificación agrícola y ambiental de los ministerios del gobierno y la presión social para producir el aceite de palma sostenible son necesarios si la industria del aceite de palma en América Latina quiere evitar el camino precario de sus predecesores en otros lugares.


 


 

Duncan Gromko es climate change associate en el Banco Interamericano de Desarrollo. Este artículo fue escrito con la ayuda de Aleszu Bajak bajo un programa de la revista Ensia.


 
Diseño por Aleszu Bajak.
 
Fotos: Wikipedia, Beth Gingold, World Resources Institute en Flickr, y Neil Palmer con CIAT en Flickr.