“Antes, se escuchaba el sonido de este río desde el pueblo. Sonaba como un cañón disparando por la cantidad de agua que bajaba desde la loma. Hoy en día no es más que un riachuelo, donde el nivel de agua no llega siquiera a las rodillas de los bañistas. La tala de árboles en las lomas ha secado el río.” Esto me contaba mi amigo Quico en 1999, sobre el Río Bahoruco.
Deseando constatar y darle seguimiento a esta preocupante situación, tuve la oportunidad de visitar nuevamente la Sierra de Bahoruco en el 2001 junto a un grupo de técnicos del Jardín Botánico Nacional. En esa ocasión visitamos específicamente la comunidad de Cachote, donde existe un proyecto ecoturístico comunitario. Al ascender la loma de Bahoruco, se disfruta de vistas espectaculares y sientes el cambio en la temperatura. Estas montañas son de un color verde intenso por la cantidad de arboles que allí prosperan y se observa el gradual cambio de vegetación mientras nos acercamos al bosque nublado de las altas montañas.
Lamentablemente, noté también parches de deforestación en casi todas los cerros y lomas de la Sierra. Incluso en las montañas mas inclinadas, donde la lluvia había lavado por completo las áreas deforestadas, dejando a plena vista las manchas rocosas sin vegetación.
La deforestación, especialmente en las altas montañas, tiene consecuencias graves; causa la erosión de los suelos, afectando los ciclos hidrológicos y amenazando la calidad y disponibilidad de agua potable. También provoca épocas de sequía más largas e intensas y hasta a resultado en niveles elevados de malaria. Otro de sus efectos es la destrucción del hábitat de especies endémicas del país y más peligroso aun, nos hace más propensos y vulnerables a los desastres naturales como se ha visto ya en Haití.
Hoy en día, la deforestación en la Sierra de Bahoruco y la frontera dominicana ha llegado a un nivel alarmante, amenazando la seguridad nacional de la Republica Dominicana.
En gran parte la presión viene de Haití, donde el 98% del país esta deforestado y todavía el uso de carbón proveniente de árboles representa el 60% de la producción de energía nacional. De acuerdo al New York Times,
“Hace mucho tiempo la República Dominicana prohibió la producción de carbón vegetal para proteger sus bosques y comenzó a subsidiar el propano para destetar a su población de leña. Pero eso no ha impedido a los haitianos desesperados de arriesgar sus vidas por más carbón, que proporciona más del 60 por ciento de la energía de su nación”.
Estimados conservadores calculan movimiento de 115 toneladas semanales de carbón de la Republica Dominicana hacia Haití. Oficiales dominicanos estiman que al menos 10 camiones a la semana cruzan la frontera cargados de carbón. Con pocos recursos gubernamentales para combatir los carteles de carbón y las escasas oportunidades económicas para los haitianos en la frontera, la amenaza a los bosques dominicanos es muy real y seria.
Hace unos anos, estuve conversando con Tom Lovejoy, el científico y conservacionista mundialmente reconocido, quien me preguntaba sobre la deforestación dominicana. Tom representa un comité de alto nivel del gobierno de Los Estados Unidos de América y las grandes instituciones multilaterales, que actualmente están creando una estrategia para combatir la deforestación en Haití.
“La Republica Dominicana es la nueva frontera de la deforestación haitiana,” le explicaba. La famosa imagen satelital de la isla de Hispaniola, que muestra una línea marcada entre Haití y Republica Dominicana, un lado totalmente desnudo de vegetación mientras el otro lado verde y forestado, tanto que hasta Al Gore uso esta ilustración en su famosa película sobre cambio climático, se esta cambiando rápidamente. A pesar de las legislaciones prohibiendo la producción de carbón en esta parte de la isla, la deforestación ya está en plena marcha y rumbo hacia el este de la isla.
Este será un gran reto para la Republica Dominicana y requerirá mas que de acuerdos y memorándums, de la implementación de alternativas económicas y ejemplos concretos de soluciones para este desafiante problema. Varias instituciones dominicanos e internacionales están trabajando en la frontera para combatir la pobreza y crear fuentes de trabajo alternativo.
Ya existen pequeños ejemplos de manejo sostenible de los bosques, como es el caso de Cachote, en donde la comunidad local promueve el ecoturismo como alternativa a la tala indiscriminada de los bosques. Además, varias empresas y proyectos locales que están promoviendo una nueva visión de desarrollo para la zona, que incluye el turismo responsable como fuente de desarrollo económico que protege los recursos naturales.
Para revertir el avance de la deforestación dominicana se requiere de la atención del pueblo dominicano, la unión de esfuerzos con el pueblo de Haiti, la organización de un movimiento de base en la Sierra de Bahoruco y un firme y duradero compromiso estatal.
Jake Kheel ha estado íntimamente involucrado en el área de la protección del medio ambiente en la República Dominicana por más de quince años. Kheel ha dirigido programas de investigación y educación en todo el país, incluyendo la Sierra de Bahoruco donde terminó su título de maestría de la Universidad de Cornell. También fue aquí donde desarrolló una profunda preocupación por la deforestación que estaba viendo a lo largo de la frontera entre Haití y la República Dominicana.
Kheel es actualmente el director ambiental del grupo Puntacana y la compania sin fines de lucro Fundación Ecológica Puntacana. Las organizacion que encabeza ha ganado numerosos premios y elogios bajo su dirección. Kheel tiene una maestría en gestión ambiental de la Universidad de Cornell y una licenciatura en Español y Literatura Latinoamericana de la Universidad de Wesleyan.