por Félix Morontá
La semana pasada la revista Science publicó una carta firmada por Alberto Paniz-Mondolfi y Alfonso Rodríguez-Morales donde ponen de manifiesto a la comunidad científica internacional la precaria, triste, injusta, bochornosa y sentenciosa situación de la ciencia en mi país. Me he tomado la libertad de traducirla al español para que sea digerida concienzudamente por más personas, y sean conscientes de los retos diarios a los que nos enfrentamos quienes procuramos hacer ciencia “al norte del sur”…
Los autores establecen algunas comparaciones con la vecina Colombia, país con el que estamos histórica y culturalmente hermanados, poniendo de manifiesto cómo los proyectos políticos de ambas naciones han incidido, al menos en parte, en la productividad científica. Lo que nos queda es poner la voz de alarma para que los hacedores de la política científica venezolana tomen consciencia de los errores, se inspiren en los resultados de nuestros vecinos, rectifiquen y volvamos por la senda de la generación de conocimiento. Solamente así forjaremos el desarrollo y la paz para nuestra región.
Mientras tanto aquí seguimos algunos, trabajando con las uñas para sacar nuestra investigaciones adelante, formar nuevos talentos e intentar no desfallecer ante un panorama tan desolador.
Aquí, en español:
Es difícil encontrar palabras que describan adecuadamente el estado trágico de la ciencia venezolana. Las políticas actuales del gobierno parecieran estar diseñadas específicamente para sabotear la investigación y la innovación.
Con base en datos del Science Citation Index y Scopus, de 1998 a 2008, hubo un aumento constante en la producción científica, lo que coincidió con los precios más altos del crudo por barril se haya registrado en la historia de Venezuela. Este período de la luna de miel terminó en mayo de 2009, cuando el ex presidente Hugo Chávez, durante una transmisión nacional, declaró: “Los investigadores deben dejar de trabajar en proyectos oscuros, y en su lugar debe ir a los barrios (barriadas marginales) para hacerse útiles”.
Poco después de las palabras de Chávez, los científicos venezolanos comenzaron a enfrentar recortes presupuestarios y mayor presión de las instituciones del gobierno que tratan de politizar la financiación. Varios investigadores notables y profesores fueron incluidos en listas negras, amenazas, e incluso despedidos, mientras que miles de jóvenes talentos se vieron obligados a emigrar por falta de oportunidades de trabajo, en lo que se considera la mayor fuga de cerebros que se haya registrado en la historia de Venezuela. Esto, junto con un panorama económico devastador provocado por una disminución repentina en los precios del petróleo, inició una decadencia acelerada de la producción científica, como lo demuestran los diversos índices de publicaciones.
Después de alcanzar el máximo histórico de publicaciones en 2008, los índices comenzaron a revelar una disminución rampante en los manuscritos revisados por pares, que se ha vuelto más evidente en los últimos 2 años, cayendo un 24.9 % en el Science Citation Index y 21.1 % en Scopus. Para una comparación, en 1998 Venezuela había publicado un 69 % más que la vecina Colombia, según los registrosIndex Medicus/Medline; sin embargo, para 2013 Colombia había superado por 222 % de la producción científica de Venezuela.
Esta grave situación de la ciencia venezolana ha empeorado considerablemente como producto de una combinación de factores, que incluyen la falta de formación científica y el fondo de las autoridades gubernamentales, la politización de la ciencia, y una crisis económica sin precedentes.
Venezuela es el único país de América del Sur cuya producción científica está disminuyendo, y posee el impacto de citaciones más bajo en la región. Para el año 2000, según la base de datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, los residentes colombianos presentaron 75 solicitudes de patentes, mientras que Venezuela sólo había presentado 56. Sorprendentemente, esta brecha aumentó en 2011 con la presentación de 183 solicitudes de Colombia en contraste con Venezuela, que presentó 33.
Debido a la caída en los precios del petróleo y el aumento de la deuda pública, la economía venezolana ha caído en una espiral de problemas, incluyendo un estado de hiperinflación y escasez extrema de bienes. Acceso a moneda extranjera en Venezuela se ha convertido en una tarea complicada debido a sistema de control de cambio de divisas estrictas del gobierno, que abarca un esquema complejo de las diferentes tasas “oficiales”.
Esto ha dejado tanto a laboratorios como proveedores locales e importadores sin otra opción que vender sus productos a precios determinados por las tasas del mercado negro e ilegal, por lo que los precios son inaccesibles para los presupuestos ya limitados de la mayoría de los laboratorios de investigación.
Nuestras existencias internas de los reactivos se han secado, y la inseguridad y la violencia desenfrenada que han asumido el control del país han impedido proveedores comerciales extranjeros de cumplir con sus contratos de mantenimiento y reparación, lo que lleva a un deterioro masivo de la infraestructura de investigación de Venezuela.
Debido a las relaciones históricas íntimas entre los laboratorios de investigación médica y el sistema de atención de la salud en Venezuela, esta situación también ha afectado a la atención del paciente. Tanto los diagnósticos como los tratamientos son afectados. La falta de reactivos y otros consumibles ha provocado un colapso en muchos programas de salud pública. El sistema de salud está luchando con la epidemia del Chikungunya, debido a la falta de reactivos para las pruebas serológicas y de cebadores para el diagnóstico basado en PCR.
La mayoría de los laboratorios de investigación en Venezuela están sobreviviendo hoy gracias a las colaboraciones regionales y transcontinentales y la creación de redes con otros grupos de todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de los programas de ciencias básicas en Venezuela están actualmente destinados a desaparecer.
A pesar de la lamentable salud pública en curso y la crisis la investigación médica, el gobierno no ha podido llamar a un plan de emergencia para dar prioridad a la importación de materiales científicos y de investigación. No hay evidencia de un compromiso a la libertad científica. ¿Cuál será el destino de la ciencia en Venezuela? Queda por verse.
Publicado originalmente en el blog de Félix Morontá.